miércoles, 28 de noviembre de 2018

Capa 3


José escribe poemas para su seguidoras en facebook

El poeta 
virtual

En una ciudad donde pocos escritores se aventuran a publicar algunos de sus escritos por temor a no llegar a ser famosos o no lograr vender todos sus libros, José ha optado por publicar sus poemas en las redes sociales. “En internet hay mujeres que desean ser amadas con poemas”, me comenta mientras, con la mirada, busca un objeto en que inspirarse para escribir su poema Nº 345. Sus dos últimos poemas hablaron de un nuevo amor suyo, aquel que había conocido días atrás por facebook y según él, se había enamorado a primera vista.

Cada poema que publica en su cuenta personal de Facebook va acompañado de una imagen y una música contemporánea. José dice que ambas herramientas ayudan a vivir el poema. Hasta el momento el “poeta virtual” tiene un repertorio de 1.412 obras entre cuentos, leyendas, poemas y novelas; y hace poco trabaja en un repertorio dedicado a Mariano Melgar. Para él este personaje es uno de los pocos a los cuales debería conmemorarse, incluso cree que la imagen del poeta debería estar en la plaza de armas en ves del tuturutu. "Existe también una confusión porque llaman plaza de armas cuando el verdadero nombre debería ser plaza mayor".

Los poemas de José han cosechado sus frutos. El 2008 ocupó el segundo lugar en la categoría poesía del concurso de literatura de Petro Perú. Ganó varios concurso a nivel regional y ha sido reconocido en tres oportunidades por la Municipalidad Provincial de Arequipa. Entrando más en confianza me cuenta que comenzó a escribir a los 17 años mientras cursaba el quinto año de secundaria en el colegio Gran Unidad Escolar Mariano Melgar y desde ese momento no para. La única vez que dejó de escribir fue cuando su mamá falleció, hace 20 años. “Cuando ella partió, parte de mí se fue con ella, inclusive las ganas de seguir viviendo”, me comenta José aún con la agonía de aquel triste recuerdo. Y es que es a ella, a su exesposa y a todas las mujeres, a quienes él dedica todos sus poemas.

Lo único malo que dice José, es que no se puede vivir de los reconocimientos. Ya con 64 años y cuatro hijos profesionales, José dedica su tiempo a su pasión literaria y, todos los días, busca ganarse el pan vendiendo sus obras literarias en las combis. No todos los días él logra vender los libros que escribe. Cuando eso ocurre, saca una bolsa de turrones y asedia al público: si no vende su arte, las golosinas le salvan el día.

Alvear trabaja en las combis vendiendo sus libros


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